Metropolización y Cultura.
La integración social en la agenda del desarrollo.
Hemos observado en los
últimos años que un número importante de gobiernos locales han emprendido la
tarea incluir a la cultura en sus agendas de desarrollo. A partir de ello, se
han hecho esfuerzos de políticas públicas adecuadas que van enfocadas a revisar
estudios e investigaciones sociales, políticas y económicas, con el propósito
de identificar y aprovechar las diversas formas en que la cultura puede
contribuir de forma exitosa a confrontar los retos venideros para las próximas
generaciones que están inmersas en un caudal de información y nuevos elementos
de vida que conlleva la globalización y la concentración en urbes que crecen no
solo en infraestructura y en demografía, sino también en aspectos sociales y
políticos.
La metropolización es más
que el crecimiento de la masa urbana, es también un proceso relacionado con los
cambios en los sistemas económicos, social y político de una comunidad. Se
puede definir también como la tendencia de integrar al área en funcionamiento a
las pequeñas comunidades, zonas suburbanas y colonias colindantes para obtener
como resultado una metrópolis basada en la multiplicidad e asentamientos que la
conforman. El reto de la integración es, además de dotar de los servicios
básicos, establecer políticas públicas que aporvechen los elementos culturales
de cada zona.
Examinar y valorar los
aportes de los elementos culturales en las actuales estrategias de desarrollo
social y económico amplia el panorama del progreso en los niveles de calidad de
vida y bienestar. Así tambien, se intenta reafirmar la dimensión holística de
la cultura y la multiplicidad de campos (económico, político, social y
medioambiental) en los que esta puede incidir de forma positiva.
La cultura en sí, nunca
ha sido considerada como un componente integral de las principales teorías de
desarrollo. Los enfoques económicos hacen caso omiso de las dimensiones y
potencialidades de la cultura como
agente de cambio, no obstante, no podemos rechazar que los factores culturales
propios de cada grupo representan la
fuente principal de su evolución económica y social.
La metropolización lleva
a los gobiernos locales a implementar una nuefa forma de gestión urbana que va
más alla de las políticas administrativas. Desarrollar modelos basados en la
inversión del capital intelectual que genera la cultura es una tarea a
considerar.
La cultura debe de ser un
factor fundamental en las estrategias de desarrollo de las economías urbanas,
esto derivado de la existencia de un incremento de consenso entre gobiernos
locales, empresarios y sociedad civil con respecto a la importante contribución
de las políticas culturales en el desarrollo de la economía local, en la
regeneración del espacio urbano, en el estimulo a la cohesión e inclusión
social, en la atracción de turistas e inversionistas, y en general, al
mejoramiento de la calidad de vida.
Las nuevas formas de
organización social se caracterizan por estar sometidas a un proceso continuo
de cambios rápidos, multidimensionales y muchas veces impredecibles. Dentro de
este contexto la cultura tiene una función muy particular, ya que nos permite
entender estos cambios y simultáneamente nos proporciona una serie de herramientas para definir las
estrategias con las cuales se confrontan las nuevas realidades sociales y
políticas.
En el caso europeo, la
necesidad de confrontar los estragos de la guerra llevo a plantearse la
utilización de la cultura como un elemento capaz confrontar a una sociedad
golpeada tanto material como espiritual.
Como resultado de ello, las políticas culturales estuvieron principalmente
enfocadas a la creación y expansión de aquellas infraestructuras
tradicionalmente asociadas a las artes clásicas, tales como museos, centros
cívicos, teatros, etc. Como elemento innovador, se busco desarrollar y
facilitar la accesibilidad de todos los
estratos sociales a ciertas actividades culturales por medio de la creación de
asociaciones o movimientos sociales. Las políticas culturales encabezaron una
serie movimientos de democratización que han marcado el rumbo de las ciudades,
estados y naciones.
Dentro del fenómeno social implícito en la
metropolización de zonas tradicionales o rurales surgen áreas de oportunidad
que van en forma ascendente y algunas veces desproporcionales al crecimiento de
las áreas que se fusionan y que deben contar con medidas correctivas. Cabe
mencionar que también hay una nueva definición de la relación entre gobernantes
y gobernados.
La creatividad es elemento de la cultura con
alto potencial de desarrollo y cada comunidad posee como distintivo de su
población, además de que es una característica de la formación de ciudades.
Los actuales problemas de
la sociedad requieren ser atacados por políticas públicas y sociales renovadas,
donde prevalezca la posibilidad de incursión en nuevas áreas en el diseño,
implementación y gestión con el fin de provocar un nuevo estimulo a la economía
y, a la capacidad creativa de la sociedad, en otras palabras, fomentar la
explotación de la cultura como elemento catalizador del proceso de regeneración
y valoración del espacio como eje alternativo del cambio social y económico.
Algunos puntos a
considerar para la metropolización cultural:
·
Impulsar y
asesorar para la creación de industrias culturales.
·
Habilitación
de espacios de expresión y educación para las artes.
·
Fomentar y desarrollar
capital intelectual.
·
Preservar la
identidad cultural de las comunidades.
·
Establecer
mecanismos que permitan una relación somática de los individuos con la cultura.
·
Ver a la
cultura como parte del desarrollo económico y del capital social.
·
Popularizar
la cultura tomando en cuenta las expresiones locales.
Los fenómenos sociales y políticos que se
producen en las zonas urbanas se transmitirán en cierta medida a las comunidades
que están por convertirse en parte de la mancha urbana, por lo que no se puede
dejar de prestar atención a la problemática que conlleva la expansión de las
ciudades. El proceso de canalización y mejora es la cultura, un elemento que
todo mexicano lleva en la sangre, en su composición histórica y política.
Dentro del amplio
panorama de la cultura y el conocimiento se debe tomar en cuenta la mejora
continua de los sistemas de aprendizaje, la necesidad generar nuevos
conocimientos económicos, sociales y de organización para poder sustentar
políticas públicas que se dirijan al fomento cultural y a la adminsitración del
conocimiento.
En los últimos años hemos
sido testigos de distintas aperturas en cuanto a los diálogos y canales de
comunicación entre gobernantes y gobernados. Esta nueva dialéctica está apoyada
por las emergentes redes sociales que se fortalecen por las necesidades de
expresión de los individuos.
El progreso está basado el capital intelectual
de su población.