lunes, septiembre 05, 2011

Ponencia Sobre Cultura y Desarrollo del Movimiento Territorial del PRI, Jesús María, Ags.


Dedicado a  mi gran amiga María Isabel Santos Padilla. QEPD

La madre del decoro, la savia de la libertad, el mantenimiento de la república y el remedio de sus males es, sobre todo lo demás, la propagación de la cultura.
José Martí
Cultura y Desarrollo
La cultura de nuestro país es un mosaico de tradiciones, expresiones y herencias étnicas. Es un proceso sustentado en los pueblos indígenas, las tradiciones europeas traídas por los conquistadores y por las migraciones, sin olvidar a las diversas comunidades que se han asentado a lo largo y ancho del territorio nacional.
La cultura en pocas palabras es parte de la esencia del mexicano, su modo de vida, donde convergen los más variados elementos; modernos, los cuales adaptamos de culturas como la norteamericana, la europea, y la urbana que se gesta en las colonias de las ciudades;  los antiguos, basados en las costumbres precolombinas, las implementadas en la conquista y colonia, las autóctonas provenientes de las diversas minorías étnicas; los reciclados, con los que convivimos todos los días, que se trasmiten como parte de movimientos novedosos entre los grupos sociales, se retoman elementos de diversas épocas y lugares y se reutilizan nuevamente.
El orgullo de ser mexicano tiene su raíz en la cultura, la etnicidad y estilo de vida, es un elemento de identidad nacional que nos hace únicos, sus matices, su multitud de expresiones y de rasgos artísticos en las diversas áreas forman parte de una cosmovisión que ha servido de brújula en el proceso histórico que compartimos. Esta expresión incluye los sentimientos regionales, las tradiciones y costumbres, sin dejar atrás la cultura y contracultura urbana. Es una manifestación social que lleva en sus células la información, habilidades y destino histórico de una nación.
La necesidad de apostar por un proyecto nacional integral es latente, que sea producto de la evolución cultural y política de la sociedad, que se expresa en las necesidades cambiantes y se organiza de nuevas formas. Esta evolución se da mediante el sentimiento de unidad alrededor de un propósito, donde es necesaria una dinámica de organización, revisión y reorganización para no frenar el desarrollo que necesitamos.

Dentro del amplio panorama de la cultura y el conocimiento se debe tomar en cuenta la mejora continua de los sistemas de aprendizaje, la necesidad de más conocimientos económicos, sociales y de organización para poder sustentar políticas públicas que se dirijan al fomento cultural y a la generación de conocimiento.

En los últimos años hemos sido testigos de distintas aperturas en cuanto a los diálogos y canales de comunicación entre gobernantes y gobernados. Esta nueva dialéctica está apoyada por las emergentes redes sociales que se fortalecen por las necesidades de expresión de los individuos.

Solo hay que recordar el caso de la revolución egipcia del 2011, que comenzó con los descontentos expresados en las redes sociales de internet y que se tradujo en movilizaciones y el fin de un régimen. Las nuevas revoluciones se dan de manera cultural, en base a conocimientos y modernas técnicas de comunicación, por lo que es necesario poner atención a esta forma de organización social que se levanta de manera apresurada con la finalidad de consolidarse como un elemento más para tomar en cuenta en la agenda política nacional.

A pesar de este desarrollo cultural, social y político,  donde la información fluye a caudales quedan pendientes respuestas a muchas cuestiones como lo son; ¿Qué hacemos por la Justicia Social?, el respeto al orden Jurídico, la pérdida de identidad, la división y polarización y la baja calidad de vida del grueso de la población. No podemos negar que hay años perdidos de desarrollo, pero hemos hecho el trabajo de ver hacia dentro de nosotros y evaluar nuestro proceso histórico para mejorar y poner en la agenda lo que realmente es importante y no urgente.

Muchos de los problemas de México podemos coincidir que tienen un origen cultural, donde olvidamos los valores cívicos y los confundimos con valores religiosos. La cultura así como la educación comienzan en casa, donde podemos fomentar la lectura, valorar y amar el trabajo, respetar a nuestras familias y a cada integrante de la sociedad en la que nos encontramos, teniendo amor al país que nos vio nacer y nos vera morir.

La problemática social se atiende con la suma de cultura y conciencia, esta da como resultado educación de calidad, la cual multiplicada por la legalidad da como producto el bienestar y el progreso.

El fenómeno multicultural es el producto de las ideas, paradigmas y órdenes emanados de una fuente de conciencia colectiva, en la que son depositadas un sin fin de conceptos distintos sobre la sociedad, el estado, la política, la riqueza, la religión y demás elementos que conviven dentro de la realidad. Un factor determinante es el flujo masivo de información así como las migraciones y la nueva convivencia social en la que estamos inmersos.

También los actos nocivos se reproducen mediante la cultura que nosotros heredamos a nuestros hijos. Cada uno de nosotros establecemos las diferencias en el orden social, fomentamos la subversión de aspiraciones que atienden a principios que vulneran el progreso y la paz social.

Un nuevo elemento a considerar es la tecnología, que ha pasado a ser parte de nuestras vidas hasta el punto de convertirse una necesidad, donde se ha creado una dependencia de ella en el trabajo, escuela, en la casa e incluso hasta en el ocio.  En este momento la brecha tecnológica con los países desarrollados ha disminuido de manera considerable ya que podemos ver que una buena parte de la población del país cuenta con celulares inteligentes, computadoras personales o minis y dispositivos de última generación que a final de cuentas se utilizan para mantenerse comunicados.

La soledad que no es un rasgo exclusivo de los mexicanos hace que la gente busque nuevas formas de socialización que se traducen en expresiones y van formando parte de la cultura.
Hay que tomar en cuenta que una sociedad multicultural no es necesariamente una sociedad fragmentada, como lo quieren hacer ver ciertos grupos políticos y religiosos, básicamente la derecha, que se han encargado de polarizar y fragmentar a la sociedad.
Este maravilloso país, que contiene un mosaico multicultural tan inmenso como el mar o como la sonrisa de un niño, tiene el reto de no deshacerse de su identidad nacional, que va más allá de productos promocionales o mercadológicos. Es una prioridad retomar el sentido de la nación, con el respeto y tolerancia que requieren todos los individuos que formamos parte del estado y que depositamos en el parte de nuestra libertad para salvaguardar nuestros derechos y paz social.

Cada uno de nosotros tenemos el deber y obligación de aportar un grano de arena en la nueva construcción de los pilares del país. Son los valores, la unidad familiar, el respeto, el trabajo duro y la solidaridad de la comunidad lo que debemos poner en  nuestras agendas personales.
La cultura y el conocimiento son la sonrisa que brilla y trasciende en todos lados, evitan la corrosión social que enferma medularmente la base de nuestra sociedad: La Convivencia.
La cultura es un saber del que uno no tiene que acordarse, fluye espontáneamente. DIOGENES

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